Fósforo (esqueleto irrompible y sonrisa de anuncio)

Un poquito de historia curiosa

El descubrimiento de este mineral brillante (o fosforescente) fue realmente peculiar. Henning Brand, un comerciante y alquimista aficionado del siglo XVII, andaba enfrascado en su búsqueda particular de la piedra filosofal. Dispuesto a dar un vuelco a su situación económica, se le ocurrió que quizás obtendría oro destilando un líquido amarillo del que podía disponer alegremente sin gastar un céntimo… ¡su propia orina!

Sin embargo, no fue oro lo que descubrió al fondo del matraz, sino un polvo blanco reluciente. Su brillo inspiró el nombre que pronto se le adjudicó, fósforo, que en griego significa «portador de luz«. Los científicos de la época siguieron utilizando la técnica de Brand para obtenerlo hasta que descubrieron que los huesos también contenían el brillante mineral (y sí, dejaron de destilar pipí).

Un poquito de fisiología

Efectivamente, como podréis suponer a partir de la historia de su descubrimiento, el fósforo forma parte del tejido óseo y su exceso se elimina a través de la orina.

Mano a mano con el calcio, el fósforo resulta fundamental para proporcionar dureza a huesos y dientes.

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