Zinc (el fiel escudero)

¿Qué habría sido del gran hidalgo Don Quijote sin su fiel escudero Sancho Panza? Ni en sueños habría podido salir airoso de sus hazañas, ni mucho menos vencer a los gigantes que algún envidioso describió como molinos.

Así podríamos describir el decisivo papel que ejerce el zinc en el organismo, el de un fiel escudero que defiende a capa y espada nuestra retaguardia para que salgamos al mundo a vencer cuanto gigante ose amenazarnos.

Hazañas quijotescas aparte, el zinc resulta esencial, entre otros dignos cometidos, para que podamos ver, oler y oír. Sabiendo esto… ¿a que la comparación ya no parece tan exagerada?

Un poquito de fisiología quijotesca

El cuerpo humano acarrea una media de 2g de zinc, repartido entre órganos, tejidos y fluidos. Sin él, más de 70 enzimas no podrían ejercer su papel, esencial en una cantidad ingente de circuitos fisiológicos. El zinc también actúa estimulando el sistema inmunológico y la cicatrización de heridas. Vamos, que además de llevaros el escudo, no dudará en defenderos a capa y espada si os asaltan bandidos, ni en vendaros las heridas si os caéis del caballo. 

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Magnesio (el multi-tarea que lubrica nuestros engranajes)

El magnesio es un micronutriente clave. Habrá quien os discuta si merece la medalla de oro de los minerales más críticos para un óptimo funcionamiento del organismo, pero nadie pondrá en duda su reputada posición en el podio. Y es que el magnesio participa en una miríada de procesos fisiológicos de un modo u otro. Podría decirse que actúa a modo de lubricante de los engranajes bioquímicos que nos mantienen jóvenes, funcionales y felices. No alberguéis duda alguna de que un nivel inadecuado de este mineral repercutirá en vuestra salud más pronto que tarde. Si vais a ser deficitarios en algo, ¡no querréis que sea en magnesio!

El perfecto multi-tarea

Por si os pica la curiosidad, he aquí algunos de los engranajes en los que nuestro bienamado mineral tiene un papel primordial:

  • El magnesio interviene en la síntesis de neurotransmisores y en la transferencia del impulso nervioso de una neurona a otra. Nuestro equilibrio espiritual, mental y físico depende en gran medida del delicado balance de nuestros neurotransmisores, que a su vez requerirá que tengamos disponibles los ingredientes necesarios para sintetizarlos. Una deficiencia de magnesio puede traducirse en ansiedad, desasosiego, malestar, irritabilidad taquicardias sin un motivo aparente. De ahí que a menudo los déficits de magnesio se confundan con (y diagnostiquen erróneamente como) hipocondrías.

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