Alimentación, sexo y orgasmos

Hay quien afirma que, la llegada de  estaciones como la primavera o épocas con mayores temperaturas propias de la estación,  conlleva un aumento de la líbido provocado por el aumento de la vitamina D debido a una mayor exposición solar. Otros aseguran que son los alimentos típicos de estos meses del año, los que traen consigo una mayor actividad sexual, son «afrodisíacos».

En entradas anteriores ya hemos tratado este tema, ¿existen los alimentos afrodisíacos o son un simple placebo?  Es la pregunta del millón. A los Dietistas-Nutricionistas se nos pregunta constantemente por la relación entre la alimentación y  los diferentes aspectos de nuestra vida cotidiana (deporte, trabajo, estados de ánimo…) y el sexo no es una excepción. (más…)

Alimentos afrodisíacos y sexo

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¿Existen los alimentos afrodisíacos o son un simple placebo? Por el contrario, ¿hay formas de comer que nos hacen menos competentes en la cama? Pues hay un poco de todo.

Sí que es cierto que la forma de alimentarnos influye en nuestro metabolismo hormonal, y por tanto, se podría deducir que la forma de comer determina nuestros niveles de hormonas sexuales y en nuestra libido. Tenemos que distinguir aquí una parte fisiológica y otra psicológica. El chocolate, las ostras, el champán… son alimentos que desde siempre están asociados a lujo, abundancia y ocasiones especiales, por lo que consumidos en el entorno de una cita, podrían predisponer y sugestionar psicológicamente, y producir un aumento del deseo sexual.

Respecto a la parte fisiológica, sí que es cierto que el chocolate, al derretirse en la lengua provoca la liberación de neurotransmisores del placer, las endorfinas. Por otra parte, ciertos nutrientes como las vitaminas A y E podrían reforzar la función sexual, ya que forman parte de estas hormonas. Lo mismo ocurre con el cinc. Un estudio ha observado que en algunos casos mejora la potencia, la libido y la frecuencia de realización del acto sexual.

Como veis, no está del todo claro la relación positiva entre alimentación y mejora de la vida sexual, pero lo que sí está estudiado es lo contrario: alimentos que inhiben la función sexual. Por ejemplo, el consumo de fitoestrógenos (hormonas vegetales presentes en la soja muy parecidas a las hormonas sexuales femeninas, los estrógenos) en gran cantidad por parte de los hombres podría interferir en sus niveles de testosterona, disminuyendo su rendimiento sexual.

El otro gran enemigo de una sexualidad satisfactoria tanto en hombres como en mujeres es el alcohol. Aunque en un principio pueda parecer que tiene un efecto desinhibidor social y que facilita el acercamiento, en realidad es una sustancia depresora del sistema nervioso central, y en gran cantidad puede causar alteraciones  en la erección y pérdida de sensibilidad.

Y por último, no hay nada más antierótico que una digestión pesada, ya que al obligar a concentrar la sangre en el estómago e intestino, ésta no está disponible para estimular las zonas erógenas. Y no digamos el típico sopor que provocan las comilonas… acaba con cualquier intención de sexo! 😉